no miento si juro que daría por la vida entera
Y sin embargo, estoy sólo en la misma rutina,
haciendo otra letra, de fondo suena Sabina.
Tú sabes mejor que yo que hasta los huesos
sólo llegaron esos perdidos y cobardes besos.
Los labios del pecado, esos que casi rozaron
la pura perfección pero al final nunca llegaron.