Juego cada día con cuchillos afilados y no debo,
raro es el maldito día que no me corto un dedo.
Raro es el día que yo no me sonrió a mi mismo,
o que voy en el metro y no pienso en terrorismo.
Raro es el día que no como un bote de pringles
o que no me siento retrasado hablando en inglés.
Raro es el día que la nostalgia no me encuentra,
imposible es que cada día no escriba otra letra.