tengo el alma en cuarentena y me siento viejo.
Tengo el cuerpo roto y un montón de sueño,
la espalda rota en dos y el alma en empeño.
Una voz me regala silencio mientras saluda
creo que es mi reflejo en el espejo que duda.
El lago victoria en mi cerebro y nada de cash,
un ladrillo ni sabe llorar, ni seguir el compás.