viernes, 2 de agosto de 2013

Día 214

Sólo tengo a los duendes prematuros de mi mesilla
y un dedo quemado de cuando hice ricas empanadillas.
Mucho sueño y mucho sueño por cumplir desde enano,
como años que me quedan para llegar a verme anciano.
Mi corazón está harto de que le pateen como a una lata,
antes de abrirse tanto como tus piernas, se auto-mata.
Mi cerebro confundido, hablando con esa guapa mujer
de las noches del "no calles" y las mañanas del querer.