Mi corazón está cerrado por una temporada
como el de Betty Swan, ya no quiere nada.
Pasa de esa tonta que se cre superior a él,
y de esa fea que esconde maldad bajo piel.
Pasa de que la zorra le trate como comida,
de que le intenten sorber a chupitos la vida.
No quiere que ser ya la chacha del mocho,
dice que se va a dormir. Hoy entra a las 8.