Ella me sonreía y miraba hacia el mar extenso
y yo tumbado en la arena le dibuje un verso.
Ahora que lo pienso ahí fui realmente consciente,
de lo pequeño que somos en proporción al universo.
En ese instante, supe que me estaba matando lentamente,
no todo tipo de gente tiene este humo en la mente.
Y de repente, todo encajo como en rompecabezas,
cuando te dispones a colocar la ultima pieza.